Piano agonizante, en un bar
De Londres, mientras señoritos,
De lo más variopinto,
Con bigote y anteojos, fuman.
Con majestuosas y grandioso gesto,
Puros negros, grandes y caros.
Piano agonizante que llora, que grita,
Que muere, que entre el humo
Y las voces de un bar
De Londres, solitario, responde
A la llamada de la Musa que, transparente,
Acaricia sus dedos blancos
Y arranca de su alma hueca,
Al compás del tiempo, sollozos
Armónicos y enarmónicos.
La noche en un piano-bar
Mece el espíritu de una Niña.
Blanca De Uña Martín
(2003)
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